Dicen que, en tiempos de los antiguos, la gente aymara conversaba con las estrellas. La tierra comenzaba a dar frutos, pero algo extraño pasaba que nadie podía explicar.
Autor: Epelbaum Mariano
La vieja diabla
El hermano parecía tener menos miedo y, atento a las sombras de los árboles que se movían y parecían fantasmas, vio a lo lejos el reflejo de una luz blanca.
El águila
Entre los comechingones no existían diferencias entre hombres y mujeres a la hora de ir a la guerra. Luchaban por igual unos y otras defendiendo lo que les pertenecía. La llegada de los españoles fue el principio del fin de este puebo valeroso.
El Llastay
¡Cuidado con el Llastay!, se escuchaba seguido decir a los cazadores de guanacos.